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"Las drogas son malas"

  • Writer: Daniela Uría
    Daniela Uría
  • Jan 8, 2019
  • 4 min read

¿Alguna vez les ha pasado que han terminado una relación o han estado tan tristes o enojados, que lo único que quieren hacer es irse a meter la borrachera de la vida y dejar de pensar en eso?

Si nos ponemos a pensar en un ejemplo concreto, todos hemos sentido que es lo que nos rompan el corazón. Todos hemos estado tristes al punto en el que solo quieres dormir y llorar. Y todos hemos estado tristes al punto en el que solo queremos salir, comprarnos una botella con nuestros amigos y meternos la fiesta más increíble y dejar de pensar que nos rompieron el corazón. El objetivo es dejar de pensar en eso, dejar de sentirlo.


Ahora imaginemos que toda nuestra vida ha estado llena de rupturas de corazón, no solo románticas sino también familiares y sociales, acompañadas de pobreza, problemas económicos, discriminación y estigma. ¿Cómo logras el objetivo? ¿Cómo dejas de pensar en eso o de vivir el presente?


Con drogas.


Una de las historias que más me ha impactado escuchar y entender era de un hombre que se encontraba en tratamiento intensivo residencial por consumir base de cocaína. Cuando lo ví era uno de los hombres más serios y bravos que alguna vez había conocido. Intentar conversar con él era una misión imposible. Primero no me hacía caso porque pensaba "esta niña que no sabe de la vida quiere intentar entenderme a mi" (algo que me contó él, que inicialmente pensó, cuando insistentemente intentaba acercarme y hablarle). Con el tiempo me di cuenta que tenía que darle su espacio, que con mi empatía tal vez algún día iba a ponerme atención o hablarme.


Mientras pasaron las semanas, empecé a notar cambios. Ya me saludaba, ya sonreía a sus compañeros de vez en cuando y ya entablaba conversaciones con los demás, todo esto ocurrió porque ya se encontraba en un espacio seguro en el que podía vivir nuevas experiencias. Un día, recuerdo que después de uno de los talleres motivacionales que me tocaba hacer se acercó y me agradeció por mostrarle que sí existe gente que se preocupa y piensa algo positivo de él.

Desde ahí todo cambió. Su motivación todos los días era cada vez más grande. Se acercaba y me compartía historias de su vida, de su adicción. Contaba a sus compañeros todos las circunstancias adversas que había tenido que vivir cuando vivió en las calles y cómo sus problemas con las drogas empeoraban cada vez que tocaba fondo.


Finalmente, un día inicié otro taller y mi pregunta para todos fue ¿por qué piensan que se hicieron adictos a una sustancia? Primero nadie quiso hablar, y para sorpresa mía, después de casi 5 meses de tratamiento y de muchas conversaciones, el mismo hombre que mencioné antes se levantó, nos contó y nos enseñó. Había sido maltratado de tal manera por su familia en su niñez, que las marcas de su piel aún se podían ver. Creció sin autoestima ni motivación alguna, porque siempre le dijeron que era lo peor y que no servía para nada. Hubo constantes abuso físicos, psicológicos e incluso sexuales muchas veces a lo largo de su infancia y adolescencia. Y cómo él mismo dijo… “a mi me criaron para ser un adicto, me criaron para ser malo y no confiar en nadie".


Su explicación en pocas palabras fue que… cómo podía vivir una vida sobria y sin consumir drogas si todos sus sentimientos eran de culpa, resentimiento, ira y tristeza. Que el no drogarse significaba, volver a sentirse el mismo niño vulnerable víctima de las circunstancias de la vida que le tocó. Y que al final la droga servía para escapar de la situación y solo olvidar.


Así como cuando nos rompen el corazón y queremos ir y tomarnos una botella con nuestros amigos o solos para olvidar. ¿Cómo esperamos que una persona a la que le han roto el corazón las personas más importantes en su vida, durante todos sus años de crecimiento, no quiera pasar drogada y fuera de la realidad?


El objetivo de esta entrada era poder enseñar que la gente no solo se drogan porque es rico o porque no tienen nada más que hacer y no pueden parar. Debajo del consumo de sustancias, se encuentran miles de problemas y de abusos que las personas han ido sintiendo a lo largo de la vida y que no saben como canalizar o aceptar. Esa es la razón por la cual los que han tenido una niñez saludable y familias estables no necesariamente se hacen adictos si prueban alcohol, marihuana, cocaína o cualquier otra droga con la que deseen experimentar.


Porque que existan las drogas no es el problema. El problema es que la sociedad se concentra más en penalizar y prohibir el consumo de sustancias, en lugar de proteger y escuchar a los niños, adolescentes y adultos abusados o abandonados, que más que adictos, son personas que han sufrido tanto que no tienen disponible una mejor manera de canalizar o manejar sus traumas.


El último dia de residencia de este hombre fue increíble. Recuerdo que antes que se vaya me dijo que él nunca iba a dejar que sus hijos sientan lo que es querer no vivir en el presente, que nunca iba a abusar de ellos cómo le tocó a él y que ahora entiende que su adicción no era una decisión totalmente tomada por él, sino la manera de automedicarse y huir de sus traumas. Él, junto con otros, son de los pocos con suerte que logran abrir sus heridas, conversar sobre ellas y recuperarse de su adicción.


Porque malas no son las drogas, malas son las personas que abusan tanto de alguien al punto de empujarlos a preferir una vida de adicción para no recordar sus traumas.




 
 
 

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